Como parte de la irracional inercia neoliberal, el gobierno
en turno de México está a días de presentar
su reforma energética. Muy a pesar de las innumerables veces que Peña Nieto y
Videgaray, incluso desde que estaban en la campaña presidencial, han afirmado
que no pretenden privatizar Pemex, todo el país, o al menos aquellos medianamente
informados, sabe que la voluntad del gobierno peñista es la privatización de la paraestatal y los recursos energéticos nacionales. A la fecha, sigo sin poder encontrar un solo argumento válido para
justificar dicha privatización, partiendo del principio de que el gobierno debe
buscar el bienestar de su pueblo. Ahora que si la lógica parte de cómo algunos cuantos políticos puedan sacar una tajada del jugoso negocio privatizador, entonces el panorama es otro. en las siguientes líneas yo parto de la hipótesis de que el gobierno tiene el deber de buscar el beneficio de su pueblo.
Por el contrario, al buscar construir argumentos en contra
de dicha privatización, la tarea se prolonga casi ad infinitum debido a la cantidad
de elementos con que disponemos para rechazar semejante maniobra política.
1. Pemex aporta alrededor del 40% del presupuesto nacional. Si
la paraestatal es rematada a petroleras transnacionales, ¿acaso el gobierno les
seguirá cobrando ese 40% en impuestos? Naturalmente que no. Si ni siquiera a
Televisa le cobra impuestos. De privatizarse Pemex, el ingreso de la federación
se verá seriamente afectado, y es precisamente ese ingreso el que permite
inversión enfocada en el bienestar público.
2. Aunque pareciera que a los gobiernos no les interese
mucho el bienestar público, sí les interesa que el ingreso federal no disminuya.
A pesar de que ese 40% de sus recursos ya no podrá llegar de Pemex, llegaría de
un incremento al IVA de 19% que ya José Ángel Gurría recomendó a Peña Nieto. Es
decir, el pueblo, tú y yo, vamos a darle más dinero al gobierno para que sus
ingresos no se vean afectados por una venta que ellos mismos decidieron hacer y
que se supone que nos beneficia (?).
3. Se insiste mucho en que Pemex es una empresa mediocre, en
el mejor de los casos, debido a su baja productividad, a su incapacidad para
invertir y generar nueva tecnología, su atraso y falta de modernidad, la
corrupción que alberga, la gran burocracia que le resta eficiencia. A pesar de
todo esto que se dice una y otra vez, Pemex, en cuanto a ingresos, es la
empresa número 1 de América latina. Y la 13 del todo el continente. Superior incluso
que Petrobras, la petrolera brasileña de rol determinante en el posicionamiento
de Brasil como parte de los BRICS. A nivel mundial, Pemex es la número 36. Con sus
casi 100 mil millones de dólares anuales, sus ingresos son superiores a los de
todas las empresas nacionales, juntas. Y todo esto, a pesar de la corrupción de
los gobiernos que han ordeñado a Pemex, de su corrupción interna (y no sólo en
el sindicato), y la falta de inversión para modernizar a la empresa.
4. Pero la importancia de Pemex no es meramente de ingresos,
sino que es una cuestión estratégica. Una nación, en la medida de sus
posibilidades, debe asegurar su abasto energético para asegurar su producción,
su economía y, en última instancia, su bienestar. ¿Qué otra razón puede haber
para que EEUU invada Medio Oriente (Afganistán, Irak, Libia vía la OTAN, más lo
que se siga acumulando)? Asegurar su suministro energético. No hace mucho,
Argentina expropió a la petrolera española YPF para asegurar recursos
energéticos y su uso en beneficio de la nación y no de una empresa extranjera.
Pero aquí en México se ignora al parecer este principio estratégico elemental.
5. El principio neoliberal proviene de Adam Smith e indica
que el Estado no debe ser el principal actor económico, sino que el sector
privado (que no necesariamente extranjero) debe asumir dicho rol. Cada empresa, al buscar maximizar su ganancia,
beneficiará al país entero y a los individuos que como trabajadores o
consumidores se beneficiarán por la empresa. La libre competencia entre
numerosas empresas hará que el mercado nacional florezca y se vaya
robusteciendo paulatinamente. En México esta ideología se introdujo en los 80’s
durante el gobierno de Miguel de la Madrid y, con especial fuerza, en el obscuro
sexenio de Salinas de Gortari. Se privatizó la banca, los ferrocarriles, la
telefonía, televisión… y la pregunta es inevitable: ¿cuál ha sido el beneficio?
La banca privada en México obtiene grandes rendimientos pero no ha
beneficiado al país (créditos accesibles, tasas de interés medianamente
racionales), los ferrocarriles ni siquiera existen, la telefonía sirvió para
volver multimillonario a un empresario, y la cadena de televisión que fue
privatizada es un foco de desinformación y grotesca manipulación. ¿Qué
privatización ha sido benéfica para el pueblo? ¿Existen evidencias de que la
economía controlada por el sector privado sea la mejor opción? Al contrario: la
etapa de mayor crecimiento económico se dio de 1940 a 1956, durante el llamado
milagro mexicano, y el Estado tuvo un rol fundamental (al igual que la entonces reciente
expropiación petrolera).
6. Desde el siglo XIX en que se descubrieron y empezaron a
explotar los primeros yacimientos en México, habían sido empresas extranjeras
las que estaban a cargo de ello. Esta tendencia se disparó durante el
porfiriato, permitiendo que empresas estadounidenses y europeas explotaran el petróleo.
En el México posrevolucionario se empezó a buscar obtener el control del
subsuelo nacional, petróleo incluido, cosa que molestó a las transnacionales
petroleras. No fue sino hasta la década de los 30’s cuando el gobierno pudo
obtener el control absoluto de sus propios recursos naturales, durante el
gobierno de Lázaro Cárdenas. A pesar de los berrinches diplomáticos de EEUU
(embargo comercial, y dejó de comprar petróleo y plata de México), Holanda
(embargo comercial), y Reino Unido (rompió relaciones diplomáticas con México),
los siguientes 15 años fueron los de mayor crecimiento económico en la historia
moderna del país. Después vendría la docena trágica (los gobiernos de
Echevarría y López Portillo) y el neoliberalismo, para frenar la bonanza
económica. ¿Cómo y bajo qué argumentos, regresar al siglo XIX en cuanto a uso y
explotación de recursos naturales es un beneficio? ¿Cómo el retomar políticas
de país colonizado es preferible a la soberanía?
Para dar mayor claridad del impacto que la privatización (o bursatilización) tendría en México, recomiendo la intervención de Jalife-Rahme en febrero de 2013.
O este vídeo que sintetiza la situación de Pemex hasta antes del regreso del PRI a la presidencia en 2012.
Fuentes:
Jalife-Rahme, Alfredo (2013). “Feudalización de los
energéticos de México: hermenéutica de una privatización encubierta”, en
Alfredo Jalife-Rahme.com. Tomado de: http://www.alfredojalife.com/feudalizacion-de-los-energeticos-de-mexico-hermeneutica-de-una-privatizacion-encubierta/
Rodríguez, Israel (2012). “Pemex, la empresa que más
ingresos genera en México y la segunda en AL”, en La Jornada. Tomado de: http://www.jornada.unam.mx/2012/08/05/economia/023n1eco
Sacristán, Emilio (2006). Las privatizaciones en México.
Tomado de: http://www.economia.unam.mx/publicaciones/econunam/pdfs/09/04EmilioSacristan.pdf